Desde los primeros albores de la historia, el ser humano ha buscado siempre el mejor asentamiento tanto a nivel colectivo como individual, primero para su protección y posteriormente como base desde donde ejercer su dominio, supremacía y ansias expansionistas sobre sus coetaneos, pasando desde las prehistóricas cavernas primero a las empalizadas de madera y las cercas de barro hasta las grandiosas construcciones edificadas a base de macizos bloques de piedra.
Esta evolución, generalizada en todos los lugares de la tierra, nos transporta hasta la época de los impresionantes castillos que desde aquí pretendo reivindicar, si bien es cierto que la endémica desidia de nuestra España, ha condenado, en gran cantidad de los casos a estos monumentos, al mas vergonzoso de los olvidos cuando no a su progresiva ruina, reconociendo sin embargo, el esfuerzo realizado a partir del siglo anterior por recuperar esta importante pagina de nuestro pasado.
Con el fin de paliar estos olvidos y desatenciones, creo que les debemos, cuando menos, una mención de desagravio que el interesado encontrara al final de cada una de las provincias dentro del epígrafe “ADEMAS”, mencionando, además de la denominación su lugar de refencia.