Mientras el rey francés renunciaba a Navarra definitivamente, las tropas imperiales se batían en Italia para expulsar del Milanesado a los ejércitos de Francisco I, mandados directamente por el propio monarca desde 1524.

El 25 de octubre de 1525 el rey francés después de cruzar los Alpes, a comienzos del mes de noviembre entraba en Milán tras haber arrasado varias plazas fuertes, obligando a las fuerzas españolas mandadas por Antonio Leyva a atrincherarse en la ciudad de Pavía a esperar los refuerzos que no llegarían hasta mediados de enero de 1525.

Contando ya con la nueva fuerza recibida, Leyva inició las acciones de contraataque, y mientras los arcabuceros dieron buena cuenta de los caballeros franceses, que parece ser no aprendían de situaciones ocurridas anteriormente, el castellano sacó a sus hombres de la ciudad para apoyar a los recién llegados, atrapando a los franceses entre dos fuegos, provocando una situación que el ejército invasor se vio incapaz de superar. Mientras los cadáveres franceses comenzaban a amontonarse unos encima de otros, el rey Francisco y su escolta combatían a pie intentado abrirse paso entre la mortandad, cayendo el monarca finalmente prisionero.

Tras la batalla, Francisco I fue llevado a Madrid quedando en custodia en el Palacio Real donde seria magníficamente atendido.
Cansado ya de la persistencia del monarca francés, la posición del emperador fue extremadamente exigente en este caso, y Francisco firmo en 1526 el Tratado de Madrid, por el que renunciaba al Milanesado, Nápoles, Flandes, Artois y Borgoña, si bien una vez puesto en libertad, en cuanto piso territorio francés olvidaría inmediatamente lo firmado en Madrid.

Pavía, la Ticinum romana, es una población situada en el suroeste de La Normandía en el norte de Italia, atravesada por el rio Ticino, a 35 Km. al sur de Milán.

Iniciamos la visita a la población por la Plaza de la Victoria, corazón pulsante de la ciudad, a donde asoman bellos palacios medievales con pórticos y arcadas como el Palacio de Broletto, el más antiguo de la ciudad, construido en el siglo XII para albergar la sede arzobispal de la ciudad, y justo debajo de este, el gran Mercado Municipal, siguiendo por La Catedral de Pavía, grandioso edificio iniciado durante el mandato de la familia Sforza, para cuya construcción fueron necesarios 410 años, a cuyo costado se encontraba la Torre Cívica, que colapso veinte años atrás, siguiendo a continuación por la Basílica de San Miguel Mayor, escenario de la coronación de reyes y emperadores, la casa del escritor Hugo Fosculo, asi como Las Torres Medievales de Pavía, monumentos del siglo XII, de las que solo quedan en pie una docena de las 150 existentes, destacando las tres de la Plaza de Leonardo da Vinci, y las dos ubicadas en la vía Luigui Porta, siendo la más característica la Torre del Reloj con sus 400 metros de altura y su hermoso reloj en lo más alto del monumento, para proseguir por el Puente Viejo, que conecta el centro histórico con el llamado Barrio Ticino, con sus pintorescas casas y calles medievales, ideal para descansar sentados en el césped haciendo un picnic, para proseguir por La Strada Nova, espina dorsal de la ciudad que conecta de punta a apunta todo su casco histórico, terminando por la inexcusable visita al Castillo de Pavía, construido en 1365 por voluntad de Galeazzo Visconti, como residencia y baluarte defensivo cuyos jardines y parques se extendían a lo largo de más de 10 Km., una buena porción de ellos todavía utilizables, mencionando ahora la utilización de un tren turístico que da vuelta a la ciudad, pasando por las principales atracciones turísticas como alternativa al recorrido a pie por un precio de 5 euros, si bien la visita pierde buena parte de su encanto.

Una vez fuera del casco urbano, podemos ampliar el recorrido hasta la ciudad de Milán, a 44 Km., para después de una interesantísima visita, seguir ruta por las poblaciones de Lodi, a 39km., Bérgamo (44), Lecco (55), Varese (58), Brescia (95), Cremona (99) y Sondrio y Mantova, a 134 y 184 Km. respectivamente.