1808  LEVANTAMIENTO DE MADRID

Tras la firma del Tratado de Fontainebleu el 17 de octubre de 1807 la consiguiente entrada en España de las tropas aliadas francesas camino hacia Portugal y los sucesos de Aranjuez el 17 de marzo 1808, Madrid fue ocupado por los soldados de general Murat el día 23 del mismo mes, produciéndose al día siguiente la entrada triunfal de Fernando VII y su padre Carlos IV que acababa de abdicar en favor del primero, para posteriormente dirigirse a Bayona, donde ante el asombro del propio Napoleón se producirían los vergonzosos hechos que tendrían como consecuencia la imposición de la Corona Española, en manos de José Bonaparte, hermano del emperador.

Mientras tanto, en Madrid, el gobierno efectivo quedaba en manos del general Murat, que supuestamente en nombre de Carlos IV, dio el visto bueno para el traslado a Bayona de los dos hijos de este, la reina María Luisa y el infante Francisco de Paula.

El día 2 de mayo, ya desde primeras horas de la mañana, grupos de madrileños, comenzaron a concentrarse ante el Palacio Real, y finalmente, al grito de lanzado por José Blas Medina de “que nos los llevan” parte del gentío asaltó las puertas de palacio, tumulto que fue aprovechado por Murat que envió un destacamento de la Guardia Imperial acompañado de artillería para hacer fuego contra la multitud. Al deseo del pueblo de impedir la salida del Infante, se unió el de vengar a los muertos y el de deshacerse de los franceses extendiéndose la lucha por toda la capital.
Cuando los madrileños quisieron hacerse con las puertas de la Cerca de la Cuadra, con el fin de impedir la llegada de las tropas francesas acantonadas en sus afueras, el grueso del ejercito de Murat (unos 30000 hombres) ya había conseguido penetrar, y no obstante la lucha del pueblo de Madrid, los acuchillamientos, los degollamientos y detenciones se sucedieron en una jornada sangrienta. Mamelucos y lanceros napoleónicos extremaron su crueldad con la población, y varios cientos de madrileños, sin distinción de sexo ni edad, así como numerosos soldados franceses murieron en la refriega, siendo posteriormente inmortalizados por Francisco de Goya en su lienzo “La Carga de los Mamelucos”.

Si bien la resistencia al avance francés , fue mucho más eficaz de los que Murat había previsto, especialmente en la Puerta de Toledo, La Puerta del Sol y el Parque de Artillería de Monteleón, donde desobedeciendo las ordenes se unieron a la insurrección al mando de los tenientes Daoiz y Pedro Velarde, junto a sus hombres y demás ciudadanos que acudieron allí se encerraron en el cuartel, repeliendo a las oleadas de las tropas de Murat, mandadas por el general Lefranc, pero a la muerte de estos, como era de esperar, el Parque conocido como Cuartel de la Montaña, y hoy emplazamiento del Templo de Debot se perdió.
La represión fue cruel por parte de Murat, que no conforme con haber ahogado el levantamiento la misma tarde del 2 de mayo, firmó un decreto por el que una comisión militar presidida por el general Grouchy se investía de poder para sentenciar a muerte a cuantos hubieran sido cogidos con las armas en la mano, y aprovechando la situación, en el Salón del Prado fueron fusiladas, 32 personas ese mismo día a las que siguieron otras muchas en diversos sitios de la ciudad (Cibeles, Recoletos, Puerta de Alcalá, Buen Socorro) contabilizando las victimas en unos 400 muertos.
Murat, que pensaba haber acabado con los ímpetus revolucionarios de los españoles mediante el miedo y la represión y garantizando para sí mismo la corona de España, se encontró con que la sangre derramada no hizo sino inflamar el ánimo de los patriotas españoles y dar la señal de comienzo de la lucha en toda España, contra las tropas invasoras.

Situada en el centro de la Península, Madrid, capital de la Nación, dispone como toda gran capital de un enorme número de lugares a visitar, encontrándose el viajero bastante mediatizado por el tiempo disponible.

Antiguamente limitado por las Puertas de Alcalá, de Toledo y la de Hierro, ahora en el mismo centro de la ciudad, la visita puede comenzar por los museos de El Prado, Reina Sofía, Thyssen y otros muchos, para proseguir recorriendo los parques y jardines de El Retiro, El Botánico, los de Sabatini y La casa de Campo (cazadero real), o las obligadas visitas al Palacio Real y a La Catedral incluidas en un recorrido por sus barrios viejos en el que no debe faltar la presencia en El Rastro, situado en el barrio de La Latina, además de otros mil lugares para el ocio y la restauración.

De vuelta a la “almendra” de la capital, La Gran Vía nos ofrece una muestra importante de bellos edificios además de una gran variedad de excelentes hoteles y la representación de los más actuales musicales, sin olvidar la Plaza Mayor y La Puerta del Sol, de donde parten las distancias de referencia a cualquier capital española, considerando lo expuesto como un aperitivo de lo que la ciudad ofrece a sus visitantes, a los que recomendamos su permanencia en no menos de una semana, siempre armado con una buena guía debajo del brazo, con el fin de no perderse además de los rincones urbanos, el recorrido por sus alrededores, donde son de obligada visita los enclaves monumentales de Los Reales Sitios de Aranjuez, La Granja de San Ildefonso, El Monasterio de El Escorial, o la Basílica de Cuelga Muros (Cruz de Los Caídos) amén de otros muchos, sin olvidar las bellas poblaciones de Alcalá de Henares, Manzanares del Real, Chinchón o Rascafrias, asi como los enclaves pintorescos de Patones, y otros pueblos serranos.