Francisco Franco Bahamonde, nacido en El Ferrol el 4 de diciembre de 1892, fue un militar español integrante del grupo de altos cargos de la cúpula de la milicia que participo en el Golpe de Estado de 1936 contra el gobierno democrático de la Segunda República, cuyo fracaso desemboco en la Guerra Civil Española, siendo investido como jefe supremo del bando sublevado el primero de octubre de 1936, supremacía que ejerció como Jefe de Estado y Jefe de Gobierno entre 1938 y 1973.

Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo, Francisco Franco, nació a las doce y media de la noche del 4 de diciembre de 1892 en el número 108 de la calle Frutos Saavedra, actualmente calle María, de Ferrol, en la provincia de La Coruña, hijo de Nicolás Franco Salgado Araujo (1865-1942) capitán de la Armada y María del Pilar Bahamonde y Pardo de Andrade, cuya infancia transcurriría en un hogar poco feliz, ya que la separación de sus padres en 1907, puso a los cuatro hijos de la familia (Nicolás, Pilar, Paz y Francisco) bajo la tutela de su madre, que supo inculcarles tenacidad y esfuerzo para progresar en la vida y ascender socialmente.

Debido a su corta estatura y a su voz atiplada fue víctima en su juventud de burlas y mofas por parte de sus compañeros de la Academia de Infantería de Toledo, donde en cierta ocasión llegaron a aserrar quince centímetros al cañón de su fusil obligándole a desfilar con él, y donde se le conocía como “Franquito”, apodo que le acompañaría durante toda su carrera.

Ya en África, en el transcurso de los diez años que permaneció allí destinado, protagonizaría una meteórica ascensión hasta alcanzar el generalato, convirtiéndose en el general más joven de Europa en aquella época, y si bien no se le conoce ninguna inquietud intelectual, si mostraría gran interés en formarse en todo lo concerniente a su carrera militar. Herido en el bajo vientre en 1916 durante una razzia en El Biutz que a punto estuvo de costarle la vida, el acontecimiento marcaria definitivamente su carácter imperturbable y hermético que ni siquiera el omnímodo poder de que disfrutaría lograría cambiar.

Tras ser ascendido a comandante, en la primavera de 1917 es destinado a Oviedo a donde llega con una cierta aureola de héroe y donde conoce a la que sería su mujer Carmen Polo y Martínez Valdés, participando activamente en la represión de la Huelga General del 10 de agosto de1917 y en los disturbios protagonizados por los mineros asturianos.

De vuelta a África, traba una sólida amistad con el general Millán Astray, personaje histriónico fundador de La Legión, manco, sin un ojo, con una parte de la mandíbula destrozada y con cara y cuerpo cosidos a cicatrices, y tras la destitución de este regresa de permiso a la Península en 1923 para contraer matrimonio con Carmen (22 de octubre) cuyo padrinazgo es ejercido por el monarca Alfonso XIII, para regresar a África ya al mando de La Legión.

En un nuevo cambio de destino, se presenta de nuevo en la Península para ostentar el mando de la Primera Brigada de la División de Madrid, formada por los regimientos del Rey y de León, y el 4 de enero, ya nacida su única hija, María del Carmen (14-9-1926), es nombrado primer director de la Academia Militar de Zaragoza, lo que supondría un éxito personal y también de los africanistas, integrados por Sanjurjo, Mola, Orgaz, Godez, Yagüe y Varela, principales promotores del Golpe de Estado.

Tras la proclamación de la Republica y el cierre de la academia militar por parte de Azaña, Franco es enviado a La Coruña el 5 de febrero de 1032, y un año después, siempre bajo el punto de mira de las autoridades republicanas, a las islas Baleares.

Desde sus comienzos, la Republica estuvo siempre amenazada por diversas tramas de conspiración para las que Franco seria requerido, mostrándose siempre indeciso y ambiguo, actitud que motivo numerosas críticas y desconfianzas entre sus compañeros, incógnita que se despejaría cuando a principios de junio Franco de traslada desde Canarias a Marruecos para incorporarse a la sublevación, que tendría a Sanjurjo como Jefe de Estado, Mola desempeñaría un alto cargo político así como los civiles Calvo Sotelo y Primo de Rivera además de Fanjul y Goded en la Capitanía General de Madrid y Barcelona respectivamente, reservándose para Franco el Alto Comisariado de Marruecos.
El asesinato en Madrid de Calvo Sotelo el 13 de julio de 1936 por miembros de la Guardia de Asalto, marcara el comienzo de la sublevación, y el dia 17 por la mañana Franco ya estaba en Las Palmas de Gran Canarias con su mujer y su hija que serían embarcadas rumbo a Francia mientras el subía a bordo del ”Dragón Rapide”, avión que había aportado para la causa el multimillonario Juan March, autentico financiero de la sublevación, que le llevaría a Marruecos donde seria recibido con entusiasmo por los sublevados.

Pero si bien es cierto que el Golpe de Estado Triunfo de forma casi inmediata en África, en las grandes ciudades y principales centros industriales como Madrid, Barcelona, Valencia o Bilbao, los obreros se adelantaron al titubeante gobierno apoderándose de las armas y rechazando a los sublevados, siendo clave en el éxito o fracaso de la operación la posición de la Guardia Civil y la Guardia de Asalto, resultando que allí donde estos cuerpos permanecieron al lado de la Republica la sublevación fracaso, y por el contario, cuando se sumaron a los rebeldes el golpe siguió adelante, y si bien es cierto que los sublevados no conseguirían su objetivo, la realidad fue que el golpe originaria una encarnizada guerra que se prolongaría a lo largo de tres agónicos años.

Inmediatamente iniciada la contienda comenzaron los juicios sumarísimos y los fusilamientos de los generales adeptos a uno u otro bando, a los que seguirían curas y frailes, generalizándose los “paseos” y denuncias entre los civiles, que causarían miles de muertos en las poblaciones de ambas orillas.

El 20 de julio de 1936, tiene lugar un acontecimiento crucial en la carrera de Francisco Franco hacia la jefatura del estado, cuando el avión que trasladaba a Sanjurjo desde Estoril hasta Pamplona se estrella al despegar causando la muerte del encargado de capitanear el golpe, a lo que se unirían los fracasos de Goded en Barcelona y Fanjul en Madrid, quedando el general Mola sin competidores en la carrera por dirigir el levantamiento, pero para entonces ya Franco ya disponía de un grupo de militares como Kindelan, Nicolás Franco, Orgaz, Yagüe y Millán Astray dispuestos a maniobrar para elevarlo a Comandante en Jefe, y el 28 de septiembre, en una reunión de la Junta de Defensa Nacional celebrado en Salamanca se nombra mediante un decreto **Jefe del Gobierno “Y” del Estado Español al excelentísimo señor General de División a Don Francisco Franco Bahamonde**, que en virtud de la controvertida “Y” asumirá todos los poderes del nuevo estado, firmando al dia siguiente su primera orden como tal, teniendo lugar la investidura oficial el primero de octubre de 1936 en Burgos, en el marco de una pomposa ceremonia en la que Franco agradeció a los generales allí presentes su inestimable colaboración. Después de la victoria de la sublevación y el inicio de la guerra civil, durante la Segunda Guerra Mundial Franco mantendría una política oficial de neutralidad, no obstante colaborar encubiertamente con las Potencias del Eje (División Azul), permitiendo la escala y aprovisionamiento de aviones y submarinos en territorio español tras una entrevista mantenida en Hendaya con Adolfo Hitler en octubre de 1940.

En el nuevo estado, Franco intento instaurar un sistema económico autárquico, rechazando las ofertas de crédito británica y estadounidense, lo que provocaría la escasez de alimentos y materias primas, a las que se habían de sumarse la corrupción y la generalización del mercado negro (estraperlo), manteniendo a la población española en un estado de penuria hasta bien entrado los años cincuenta, sufriendo además tras la derrota del Eje, un relativo aislamiento internacional, muy suavizado después tras la firma con Estados Unidos de un tratado bilateral que incluiría la instalación de bases militares en territorio español.

En su última etapa de gobierno, la España de Franco habría de soportar un nuevo retroceso en las relaciones internacionales, siendo rechazada la solicitud española de entrada en la Comisión Económica Europea, a lo que se uniría el descredito causado por el desenlace del llamado Proceso de Burgos, saldado con el fusilamiento de los encausados.

El 14 de Octubre de 1975 comenzaría para el dictador un deterioro físico imparable, y el dia 25 se le administraba la extrema unción, siendo mantenido vivo desde entonces por su entorno en un intento de encontrar una solución sucesoria acorde con sus intereses.

Finalmente, Franco murió el 20 de noviembre de 1975 siendo sepultado en la basílica del Valle de los Caídos que el dictador mandara construir en la sierra de Madrid, y cuya permanencia en dicho emplazamiento está siendo, cuarenta años después, seriamente cuestionada, comenzando a gestarse el periodo de paz más extenso registrado en España a lo largo de toda su historia.

Las primeras acciones, encabezadas por el decidido compromiso de La Corona con la renuncia a todos los privilegios que el extinto régimen le había otorgado, para situarse decididamente del lado de los demócratas españoles, secundado a su vez por un Presidente del Gobierno encarnado en la figura de Adolfo Suarez González, un abulense emergente de las catacumbas del franquismo y cuya gigantesca labor está todavía pendiente de un adecuado reconocimiento, apoyados ambos por una clase política compuesta por hombres y mujeres muchos de ellos procedentes del propio Movimiento, que hubieron de renunciar a muchos de sus postulados y prebendas en función de una Razón de Estado.

Sometidos a una increíble presión tanto por la izquierda, con el nacimiento de grupos criminales (ETA, FRAP o GRAPO) como por una buena parte de la oligarquía apoyada en unas Fuerzas Armadas que no se resignaban a perder los privilegios otorgados por el poder durante cuarenta años, a lo que hay que añadir la ejercida por una población que exigía, tal vez con demasiada prisa, la desaparición de cualquier vestigio de la dictadura, estos hombres fueron capaces de conducir al país, a través de un proceso bautizado como La Transición, reconocido y admirado en los cinco continentes, hacia un irreversible Estado de Derecho.