En Valladolid, la Guardia de Asalto se uniría a la sublevación a las 5 de la tarde del 18 de julio, y ya en la noche del 18 al 19 los militares alzados se habían hecho con el control de las fuerzas republicanas tras detener violentamente al general Molero, su legítimo jefe, convirtiéndose en la primera gran ciudad peninsular en la que triunfaría el golpe de estado.
Para dirigir el levantamiento en Valladolid, Mola había encomendado la operación al general Andrés Saliquet, que dos días antes de lo fijado (17 del 7) ya esperaba alojado en las cercanías de la ciudad a la espera de recibir órdenes, ocurriendo que cuando el dia 17 de julio se recibió la noticia del alzamiento de las tropas de África a través de la estación de radio del cuartel de la Guardia Civil, el general Molero convaleciente aun de una operación se incorpora a su puesto para comunicar que el Gobierno controlaba totalmente la situación, la visita de Saliquent instándole a unirse al alzamiento, determinaría la detención de Molero y la proclamación del Estado de Guerra a las dos de la mañana del dia 19.
Tras el triunfo de la sublevación, siguiendo el guion que le correspondía según los planteamientos de la conspiración, el general Saliquent organizaba una columna que en la media noche del 21 de julio, al mando del coronel Serrador, salía de Valladolid con la misión de ocupar en las cercanías de Madrid el Alto del León, lugar que sería la tumba de una buena parte de los jóvenes combatientes falangistas vallisoletanos.
Estabilizado el frente en Guadarrama desde el 10 de agosto de 1936, Valladolid quedaba situada en el interior de la zona sublevada, y si bien en ningún momento formo parte del frente, si sufrió sin embargo una fuerte represión franquista, donde los presos eran sacados por la noche en camiones para ser fusilados en las afueras de la ciudad sin juicio alguno, forzando un comunicado de Mola en el que pedía mayor discreción en las ejecuciones y que, en contra de lo que se venía haciendo, se enterrara a los muertos que serían cifrados en unos 2500.
En cuanto a la guerra en el aire, Valladolid fue la sexta ciudad de la retaguardia franquista más bombardeada por la aviación republicana, cifrándose las bajas registradas durante los diez ataques sufridos en 183 muertos y 861 heridos.
Valladolid es una ciudad situada en el cuadrante noroeste de la Península, capital de la provincia y sede de Las Cortes y La Junta de La Comunidad Autónoma de Castilla Leon, además de ser capital del Imperio español entre los años 1601 al 1606.
Comenzamos la visita por El Puente Mayor, antiguamente único punto de entrada a la ciudad en cuyo entorno se emplazan El Palacio de Los Condes de Benavente, El Convento de San Quirce y las iglesias de San Nicolas de Bari, San Agustín hoy Archivo Municipal, o la de San Pablo en la plaza del mismo nombre, en cuyo lateral opuesto se encuentra el Palacio Real de los antiguos Austrias, y en la esquina con la calle de las Angustias el Palacio de Pimentel, siguiendo por la c/ Cadenas de San Gregorio que alberga el Colegio de San Gregorio, la Iglesia de San Benito el Viejo, los palacios del Conde de Gondomar y el de Villena, junto al que se encuentra La Casa Museo de Zorrilla y en sus inmediaciones la Iglesia de San Martin y La Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, situándose frente a esta ultima el Teatro Calderón, a cuyas espaldas se alza El Palacio Arzobispal, para situarse después en La Plaza Mayor, primera plaza mayor regular de España, en cuyo entorno se articula el núcleo histórico con la Iglesia de Jesús, La Casa Consistorial y frente a esta La Casa Museo de Zorrilla, visitando a sus espaldas El Palacio de Correos y Telégrafos amen de la Iglesia de San Benito el Real y muy cerca de esta las de San Miguel y San Julián, y en la misma calle los palacios de Marques de Valverde y el de Fabio Nelli, desde donde a través de una pequeña entrada accedemos a la Plaza del Viejo Coso, primitiva plaza de toros de la población, y en La Plaza de las Brigadas el Convento del mismo nombre, ahora Archivo General de Castilla y Leon con su Iglesia adosada o la Iglesia Penitencial de Nuestra Señora de la Vera Cruz en la c/ Platería, continuando el recorrido por La Colegiata de Santa María, la inacabada Catedral de Nuestra Señora de la Asunción, las iglesias de Santa María la Antigua , Del Salvador, San Juan de Letrán, de La Magdalena y los conventos de Los Agustinos Filipinos, el de Las Descalzas Reales y el de Santa Clara, asi como un extenso número de puentes y estatuario urbano, para después de un buen yantar, emplear la tarde en un relajado paseo por el Parque del Campo Grande, gran jardín romántico en pleno centro de la ciudad, o si se prefiere por Los Jardines de Poniente o las abundantes zonas verdes a lo largo del curso del Pisuerga, terminando el recorrido no sin antes “guardar un sentido recuerdo” para los monumentos como El Hospital de la Resurrección, los conventos de San Jose y San Fernando, donde falleció Cristóbal Colon y las iglesias de San Julián, Santa Basilisa y San Miguel, además de docenas de palacios medievales como el de La Ribera, de Gardoqui o la Casa de Las Aldabas, que no podrá visitar por que fueron pasto de “la piqueta” a lo largo del siglo XX con motivo del descontrolado crecimiento demográfico de la ciudad.
Fuera ya del circuito urbano, podemos rendir una visita a las bonitas poblaciones de Fuensaldaña a 10 Km., Simancas (14), Cigales (15), Wamba (18) y Tordesillas a 31 Km. de la capital.