En el verano de 1936, unos 10000 soldado de las tropas regulares del Ejercito de África fueron transportadas mediante puentes aéreos alemanes e italianos al sur de España desde donde a una orden de Franco se dirigieron hacia el norte para enlazar con las fuerzas de Mola, que dirigidas por el coronel Asensio y el comandante Castejón, en cumplimiento de las ordenes previstas, partieron apoyados por un destacamento motorizado con la misión de bombardear y capturar posiciones fronterizas.

El dia 10 de agosto, ya con el mando en manos del general Yagüe y tras una reunión personal con Franco, Yagüe marcho hacia Badajoz con más de 2000 legionarios, 750 regulares y cinco baterías, dejando al comandante Tello atrás para sostener Mérida mientras la capital era sometida a un continuo e intenso bombardeo de artillería y aviación durante tres días seguidos, al tiempo que la ciudad era inundada por numerosos refugiados de la provincia en medio de un ambiente cada vez más pesimista.

En la tarde del 14 de agosto, el bando sublevado lanzo su ataque bombardeando la ciudad durante gran parte del dia, mientras una unidad de La Legión, cantando y gritando, asaltaba la Puerta de La Trinidad encontrándose con una fuerte resistencia que trituro la primera oleada de tropas rebeldes, necesitando de una carga conducida por carros blindados para hacerse con el control de la puerta por donde penetran los nacionales llegándose al combate cuerpo a cuerpo, si bien el coste de la operación resultaría muy elevado para su escasa utilidad, ya que la IV Brigada de La Legión había perdido a 76 de sus 90 soldados iniciales, incluyendo a todos los oficiales de la unidad, que caerían en el primer asalto.
Mientras esto ocurría, en la Puerta de La Trinidad, en la zona sur, los hombres de Asensio habían conseguido entrar en la ciudad a través de una brecha abierta en las murallas, tras lo cual los legionarios y marroquíes barrerían a los republicanos de los cuarteles militares, muchos de los cuales accedieron a integrarse en el bando rebelde facilitando la entrada en la ciudad, para una vez dentro de Badajoz, las tropas franquistas perseguirían a la milicia republicana pasándola a cuchillo y bayoneta en su camino hacia el centro de la ciudad, sin respetar a los que ya se habían rendido y entregado sus armas.

La represión contra los defensores republicanos comenzaría en Badajoz en el mismo momento en que los legionarios y regulares entraron en la ciudad, prolongándose hasta pasada la media noche dejando alguna de sus calles sembrada de fusilados o muertos en combate, mientras el coronel Puigdandolas el alcalde Sinforiano Madroñero y otros miembros del Comité de Defensa salían de la población en torno a las 9 horas camino de Portugal, dejando tras sí una ciudad sumida en un clima de asesinatos y violaciones que continuarían durante varios días, cifrándose las ejecuciones según fuentes entre 1800 y 4000 cuyos cuerpos serian quemados posteriormente.

La matanza de Badajoz no fue un caso único en la marcha de la columna de Yagüe por tierras extremeñas, siendo repetida en cada ciudad conquistada por los hombres del coronel, que ya se había ganado con todo merecimiento el sobrenombre de “El carnicero de Badajoz”.
Badajoz es una ciudad capital de la provincia homónima situada en la Comunidad Autónoma de Extremadura, en la frontera con Portugal, siendo Delegación del Gobierno en dicha comunidad, asi como su ciudad más poblada y centro económico de la misma.

Comenzamos la visita por el Casco Antiguo con la Plaza de España que constituye el núcleo principal, y dentro de ella la gran mole catedralicia de San Juan Bautista, que alberga el Museo Metropolitano y centra el interés artístico de toda la zona, siguiendo por el Palacio Municipal, el Campo de San Juan antigua sede de la Casa Consistorial en las llamadas Casas Pintadas, y la moderna sede de la Casa Ayuntamiento situada desde 1852 en El Palacio Municipal, siguiendo por las Casas Buiza, de Cristóbal Oudrid, del Cordón actualmente sede del Arzobispado y la de La Puebla, asi como la Plaza de San Andrés, la más moderna del Badajoz antiguo o la de Cervantes, desplazándonos después hasta La Alcazaba, la mayor de Europa, que alberga en su interior el Museo Arqueológico, visitando también La Mezquita de Badajoz y las iglesias de La Luz del Mundo y la de La Concepción, para aprovechar la tarde paseando por los parques de Castelar, San Francisco, de la Legión, Ciudad Jardín o los jardines de La Galera.

Después de recorrer el casco urbano y en función del tiempo disponible se pueden visitar algunos de los pueblos más bonitos de la provincia como Olivenza, a 27 Km., Zafra (74), Jerez de los Caballeros (73), Fregenal de La Sierra (96) y Llerena (116), o cruzar “La Raya” y rendir visita a Elvas (27), Estremoz (62), Maravao (88) o Monsaraz a 96.