Encuadrado en el ámbito de La Batalla del Jarama, el 12 de febrero de 1937, la brigada de Sáenz Buruaga termina de cruzar completamente el Pindoque colocándose a la derecha de Barrón, siguiendo su avance hacia Vallequillas donde se dividen las fuerzas para acometer el ascenso al altiplano de los olivares, tomando el camino de La Boca de la Zarza, desde donde se accede a la Casa del Alto de Villasequillas, estableciendo allí el puesto de mando.

Por la otra parte, la brigada de Asensio que acaba de tomar el puente de San Martin, avanza desde allí por la falda de los cantiles hacia el barranco del arroyo de La Milagrosa, desde donde acometieron la ocupación del macizo del Pingarrón y La Peña de Romo, donde se entablaría el combate entre las fuerzas de regulares y voluntarios internacionales procedentes de Inglaterra e Irlanda.

En un entorno accidentado, bajando el barranco que discurre junto a la loma que pasara a la historia como “Suicide Hill”, las cuatro compañías toman posiciones a la carrera, soportando el fuego enemigo de las tropas que ascienden por el camino del barranco, prolongación del Camino de San Martin, aguantando los británicos en estas condiciones la posición durante más de siete horas bajo el fuego directo de las ametralladoras enemigas, llegando un momento en que los fusiles quemaban entre las manos, por lo que los franceses del Batallón Six Frevier tuvieron que replegarse, dejando el flanco derecho del contingente inglés, reducido ya a menos de la mitad, a merced de las ametralladoras marroquíes, para finalmente, al amparo de la oscuridad, deslizarse por la vaguada trasera de la colina hasta la Senda Galiana, para pasar la noche envueltos en mantas y en actitud vigilante, reanudando los combates con las primeras luces del dia.

Hoy, todavía se recuerda la enorme generosidad de unas gentes, exilados y perseguidos algunos en sus propios países, que vinieron a luchar por la libertad de todos, dejando la vida (más de 200 Muertos) en una tierra extraña.