Librada en el cauce bajo del rio entre julio y noviembre de 1938, constituyo el enfrentamiento definitivo de la contienda, ya que en ella se decidiría el final de la Guerra Civil.

Por parte republicana, las fuerzas de intervención son las integradas en la recién creada Agrupación Autónoma del Ebro, renombrada posteriormente como Ejercito del Ebro de Milicias al mando del teniente coronel Juan Guilloto León, compuesta por unos 100000 hombres, y que si bien es cierto que ante el aislamiento de Cataluña del resto del territorio republicano ha debido ser recompuesta por soldados catalanes muy jóvenes (17 y 18 años) sin experiencia en el combate bautizados como “la quinta del biberón”, si bien su equipamiento, aunque deficiente, disponía de buenas armas llegadas desde Checoslovaquia y de los últimos envíos soviéticos, mientras por el bando sublevado, la unidad destinada a la defensa de la línea del Ebro era el Cuerpo del Ejército Marroquí al mando del general Yague, desplegado a todo lo largo de la margen derecha del rio desde el Segre hasta el Mediterráneo.

En la media noche del 25 de julio de 1938, en una noche sin luna, las unidades republicanas mandadas por Tagueña atravesaron el rio entre las poblaciones de Mequinenza y Asco, mientras que Lister y sus hombres empezaban a cruzar hasta por dieciséis puntos distintos comprendidos entre Benisanet y Amposta, desarrollándose los primeros movimientos según lo previsto, tomando por sorpresa a los sublevados, pese a haber sido advertidos por el coronel Luis Campos, teniendo que retirarse entre el pánico y una completa desorganización, dejando las tropas marroquíes en la situación más comprometida, dada la fama de sanguinarios que venían labrándose desde principios de la contienda, mientras rio arriba, las primeras fases del ataque dieron también resultados positivos, siendo ocupados al amanecer todos los pueblos situados en el sector central del frente, para continuar su avance hasta llegar a las poblaciones de Gandesa y Villalba de los Arcos, núcleo donde se había atrincherado la defensa franquista, con lo que Franco no tuvo más remedio que ordenar el apoyo de divisiones que acudieron desde otros sectores, especialmente del frente de levante donde se estaba librando una encarnizada batalla por la conquista Valencia.

Pero no obstante el éxito inicial, los problemas de aprovisionamiento y de levas para nuevas tropas se incrementan notablemente debido a las primeras respuestas del ejército marroquí, que superado el trance inicial empezaron a atrincherarse en torno a una serie de poblaciones ofreciendo desde allí una fiera resistencia, sin olvidar la intervención de La Legión Cóndor que efectúa ataques masivos sobre los pontones y demás medios de paso del rio empleados por los republicanos, sin olvidar el hecho de que informados por un ingeniero de Hidroeléctrica (Charles Smith), la apertura de las compuertas de los embalses de Tremp y Camarasa, situados aguas arriba del rio Segre en la provincia de Lérida, provocaría una gran crecida del rio que arrastro a hombres, camiones y pasarelas, que saltaron por los aires tanto por la fuerza de las aguas como por el efecto de los violentos choques de los troncos provocados por los explosivos lanzados por las fuerzas franquistas.
Mientras esto ocurría, por otra parte Franco, que no admitía que la más mínima retirada táctica quedara sin respuesta, el 6 de agosto de 1938 lanzaría un ataque general en todo el sector del Ebro, mandando a Delgado Serrano contra la bolsa norte entre Mequinenza y Fayon, superando rápidamente a los republicanos asentados en este sector, que emprendieron la retirada hacia la cabeza de puente donde mantendrían su posición durante algún tiempo y no obstante los ataques llevados a cabo durante los días 11 y 19 de octubre por Alonso Vega y Yague, y el 3 de febrero a cargo de García Valiño, a mediados de septiembre la línea del frente en el Ebro se mantenía estática a pesar del elevadísimo número de bajas sufridas por los republicanos, que cada dia soportaban los ataques de las escuadrillas alemanas e italianas.

Mientras esto ocurría en el frente del Ebro, a instancias del Comité Internacional de no Intervención, se hacía efectiva la retirada de los voluntarios de ambos bandos, que si bien habían funcionado como un reclamo eficaz de propaganda, a estas alturas había unidades del bando republicano en que las Brigadas Internacionales estaban integradas por más nacionales que extranjeros, comenzando el 30 de octubre de 1938 la contraofensiva final de las tropas franquistas en el Ebro con el bombardeo de 175 baterías y la intervención de más de 100 aviones, lanzándose a continuación al Cuerpo del Ejército del Maestrazgo a las órdenes de García Valiño y los marroquíes de Yague ocupaban las posiciones republicanas abandonadas durante los bombardeos, mientras entre los días 1 al 7 de febrero nuevas ofensivas franquistas ponían fin al frente republicano, resultando que el dia 10 de noviembre solo quedaban en activo sus baterías al oeste del Ebro.

Respecto al empleo de la aviación durante la batalla, comentar que entre la última semana de julio y el mes de agosto de 1938 aviones del bando sublevado, además de bombardear las posiciones gubernamentales del Ebro y los puentes tendidos desde el rio, también lo hicieron sobre las comarcas de Tarragona, mientras con la ayuda de la marina de guerra atacaban los puertos y ciudades del litoral valenciano, continuando su actuación durante los meses de septiembre (terrible bombardeo de Alcoy) y octubre, continuando cuando ya se había consumado el fracaso de la ofensiva republicana, mientras en lo que a la zona estatal se refiere, los bombardeos durante la batalla, como ya venía sucediendo desde 1938, fueron muy escasos, destacando el sucedido sobre Cabra el 7 de noviembre, tachado como el más mortífero de los bombardeos republicanos en toda la contienda.

Finalmente, el asalto definitivo sobre el Ebro terminaba con un saldo total entre ambos bandos de unos 100.000 combatientes, además de 20.000 prisioneros republicanos y una gran cantidad de equipo militar terrestre amen de más de 100 aviones derribados.
La batalla del Ebro, además de significar la derrota decisiva de La Republica en la guerra, prepararía el camino para la posterior caída de Cataluña.

Estableciendo como punto de partida y referencia kilométrica a Mequinenza población a unos 50 Km. de Lérida podemos organizar un recorrido por las poblaciones implicadas en la refriega como Fayon a 21 Km. de la población aragonesa, Puebla de Masaluca (32),Villalba de los Arcos (42), Batea (46), Gandesa (51), Asco (57), Bot (61), Prat de Comte (74), Cherta (75), Benisanet (76), Vandellos (92), Amposta (104), La Ampolla (115), o Reus a 127 km del punto de partida.