También Portugal tiene su batalla mítica contra los moros, pero mientras las dos españolas (Clavijo y Calatañazor) fueron con toda probabilidad una invención histórica, la portuguesa de Ourique si se dio realmente. Otra cosa son las leyendas que se gestaron en torno a ella.
Portugal era un condado dependiente del reino castellano que Alfonso VI (1047-1109) cedió a su hija Teresa con ocasión de su matrimonio con Enrique de Borgoña, para una vez convertido en reino, el hijo de ambos, Alfonso Enríquez (1128-1185) centrara sus prioridades en ampliar sus territorios, guerreando sin parar contra los musulmanes.
En este contexto se produjo la batalla de Ourique, ocurrida el 25 de julio de 1139 muy probablemente en los campos del mismo nombre en el actual Bajo Alentejo, al sur del país, y en la que pos portugueses obtuvieron un triunfo tan memorable, que Alfonso Enríquez resolvió autoproclamarse rey de Portugal a partir del año 1140.
Posteriormente, tras un pacto de mutuo reconocimiento con Alfonso VII, que aspiraba al título de Emperador, obtuvo el título real y con ello la independencia de Portugal.
Después de visitar los campos próximos a Ourique donde fue librada la batalla se puede hacer un recorrido por los lugares más interesantes de la población como el Castillo de Ourique, construido por D. Dionis entre los siglos XII y XIV, La Necrópolis y El mirador de Atalaya, o el de Ramiro Sobral con sus jardines, siguiendo por la Iglesia de la Misericordia o los yacimientos arqueológicos en Castro da Cola, a 14 Km de la población, para desde allí, seguir ruta por las poblaciones de Castro Verde, a 15 Km., Almodóvar (38), Beja (59), Mertola (60), Ferreira do Alentejo (61) y Vidigueira a 85 Km. del punto de partida.