Desde su retiro en Capua, Aníbal regresa a África en auxilio de Cartago que en aquellos momentos había perdido batalla tras batalla contra el ejército romano que había desembarcado en el 204 a.c. bajo el mando de Publio Cornelio Escipión.
El general cartaginés conseguiría unir a todos los hombres que pudo traerse del ejército púnico en África, Ligures, Macedonios, enviados por Filipo V y los nuevos contingentes de caballería númida fieles a Cartago, a los que añadió un importante contingente de elefantes de guerra, encargados de protagonizar la carga inicial de la batalla.
Con ambos ejércitos frente a frente los romanos soplaron escandalosamente los cuernos de batalla, lo que provocó el pánico entre algunos de los elefantes , que retrocedieron en estampida contra la propia caballería de Tiqueo, creando una gran confusión, mientras el resto de los paquidermos lanzados contra la infantería romana se colaba por los pasillos que había dejado Escipión entre sus tropas siendo atacados desdelos flancos por las lanzas de los legionarios que provocaron la muerte de la mayor parte de ellos.
Anulado el efecto de los elefantes, la caballería romana de Lelio y los jinetes númidas de Massinisa atacaron la formación compacta de los cartagineses desde la retaguardia lo que provocó el colapso del ejército de Aníbal, que tuvo que huir a Hadrumentum, para regresar unos días después a Cartago totalmente derrotado.
El desastre marcaba el final de la segunda guerra púnica y las condiciones impuestas por Roma, serían humillantes para los derrotados.
A partir de entonces, Aníbal ejerció como funcionario del tesoro de Cartago hasta que sintiéndose amenazado por las continuas reclamaciones de Roma sobre su persona se ve obligado a buscar refugio en diversos países para recalar finalmente en Bitinia, donde se envenenó en el 183 a.c.
La derrota de Zama y las duras condiciones impuestas por Roma, terminaron con su estatus de potencia y acabaron desembocando en la tercera guerra púnica, durante la cual Cartago será finalmente arrasada.
Existe numerosa bibliografía sobre este acontecimiento, sirviendo de referencia las obras de Flavio Vegecio, Tito Livio, Polibio y más recientemente la de Michael R. Johnson.