Al inicio de la Guerra Civil, la flota de superficie de la Marina de Guerra Republicana quedaba dividida entre las dos facciones, conservando La Republica la mayoría de los destructores, cruceros ligeros y submarinos además del acorazado Jaime I, mientras las fuerzas sublevadas consiguieron disponer de los dos únicos cruceros pesados que se encontraban en su fase final de construcción en El Ferrol: El Canarias y El Baleares, armados con 8 cañones de 203 mm cada uno, y tras mantener ambas escuadras algunas escaramuzas de poca incidencia durante la contienda, a principios de marzo de 1938, en la noche del 5 al 6, la flota republicana recibe la información de que el grueso de la escuadra sublevada, integrada por los tres cruceros (Canarias, Baleares y Almirante Cervera) junto con tres destructores al mando del contraalmirante Manuel Vierna, se ha hecho a la mar para escoltar un convoy que transportaba material de guerra desde Italia, decide pasar al ataque.

A las 0:36 de la madrugada del 6 de marzo, la flota republicana avista inesperadamente a los tres navíos sublevados a 75 millas del Cabo de Palos, que se alejan con el fin de retrasar el enfrentamiento hasta el amanecer, pero los buques republicanos persiguen a los que huían hasta que alrededor de las 2:15 ambas flotas volvían a avistarse, sucediendo que la falta de experiencia en combate nocturno de ambas tripulaciones provocan que ninguno de los disparos artilleros causen el menor daño, mientras los destructores republicanos Sánchez Barcaiztegui, Lepanto y Almirante Antequera se aproximan a la zona del combate, cuando aproximadamente a las 2:20 horas, dos torpedos, probablemente lanzados desde El Lepanto, impactan sobre el depósito de municiones del buque, que empieza a hundirse causando la muerte de todos sus jefes y oficiales incluyendo el contraalmirante Viana, mientras los destructores ingleses Bóreas y Kempenfeit, que han llegado para retrasar el hundimiento, se dedican a recoger a los hombres que quedaban, algunos con graves quemaduras en un mar de combustible ardiendo para trasladarlos al Canarias y al Almirante Cervera, que se retiran al amanecer cifrándose los muertos y desaparecidos en cerca de 800 hombres.

Aunque la batalla del Cabo de Palos fue el mayor enfrentamiento naval de La Guerra Civil, no tendría sin embargo influencia decisiva en el desarrollo de la contienda terrestre, ni tampoco afectaría al dominio de los mares por los franquistas, que unos meses más tarde habían repuesto la pérdida del Baleares con la incorporación del crucero Navarra, que hasta entonces había estado modernizándose.

Cabo de Palos es un accidente geográfico en las aguas del Mar Mediterráneo, asi como una población de la provincia de Murcia, perteneciente al municipio de Cartagena, en cuya costa, a unas 70 millas al este del Cabo, conocida como La Manga del Mar Menor, tuvo lugar la referida batalla en la noche del 5 al 6 de marzo de 1938.

Empezaremos el recorrido por la población visitando El Puerto y El Paseo de la Barra, especialmente la parte antigua, que quedó dividido con la construcción portuaria, con las impresionantes casas antiguas que componen un escenario mágico hasta que el paseo se pierde entre sus soportales, siguiendo por los acantilados y sus calas, El Faro del Cabo de Palos, emblema de la localidad desde 1865, La Playa de Levante, y colindante con esta, la Isla del Pato para atrevidos que a los que no asustan las alturas, para por la noche pasar un agradable rato en La Plaza del Pueblo con sus farolillos y sus veladores donde degustar sus variados platos o tomar una copa.

Ya por la mañana, mientras se recarga la batería con un buen desayuno, se recomienda elaborar una ruta a través de los lugares recomendados de: Cartagena a 34 Km., Los Alcázares (36), San Javier (40), San Pedro del Pinatar (46), Pilar de la Horadada (49), Torre de la Horadada (50), La Azohia (58), *La Capital, Murcia* (71), Alhama de Murcia (75), Totana (89), Calabardina (94), Aledo (98) o Lorca a 109 Km.