La batalla de Teruel había acabado con una fuerte derrota para los republicanos a la vez que consumidos los recursos bélicos del ejército popular mientras Franco distribuía al grueso de sus tropas, mejor equipadas y en mejor forma, a lo largo del frente de Aragón entre Teruel y la zona del sur de la provincia de Huesca, al tiempo que simultáneamente penetraban en Cataluña y Levante.

En un proyecto concienzudamente preparado por el Generalísimo, las fuerzas atacantes serían las del Ejercito del Norte a las órdenes de Dávila, con el coronel Vigon como jefe del Estado Mayor y los cuerpos de ejercito de Solchaga, Moscardo, Yagüe y Aranda llevando el peso del ataque principal junto al Cuerpo de Tropas Voluntarias (CTV) italianas del general Berti, mientras que la reserva estaría formada por las unidades de García Valiño y García Escamez, quedando en Teruel el Cuerpo de Ejército de Varela, manteniéndose a la expectativa La Legión Cóndor que había renovado su material, mientras como contrapartida, el ejercito republicano debido a las pérdidas sufridas en la batalla de Teruel carecía del armamento necesario, dado que la ayuda soviética, cada vez más escasa, complicaba cada vez más el rearme de las jóvenes e inexpertas tropas que defendían el frente que vieron como el ataque, precedido por un poderoso bombardeo aéreo, continuaba cuando a las 6 de la mañana tres cuerpos de ejercito atacaban las líneas republicanas entre el Ebro y Vival del Rio, rompiendo el frente por varios puentes a la vez que los marroquíes, al mando de Yagüe, avanzaban por la margen derecha del rio aplastando toda resistencia organizada de los republicanos, mientras por otra parte, el general Solchaga dirigia el ataque franquita sobre Belchite que finalizaría el 10 de marzo con la entrada de los navarros en la devastada localidad, perteneciendo a las tropas británicas norteamericanas y canadienses, el honor de ser las ultimas en abandonar las ruinas del pueblo que tanto había costado tomar el verano anterior.

Finalmente, el 13 de marzo de 1938 el general Aranda en su intento de conquistar Montalbán y cuando la resistencia republicana apenas había comenzado, contemplaba estupefacto como se producía una desbandada general en el sector, y una gran parte del ejercito de La Republica huía convirtiendo la retirada en una gran derrota que minaría seriamente la moral de las tropas, que vieron como en plena batalla los líderes comunistas André Marty y Enrique Lister se acusarían entre sí por el vergonzante desastre bélico, mientras la toma de Alcañiz por las tropas italianas haría finalmente que la desbandada republicana fuera total.

Las unidades franquistas, tras detenerse junto al Ebro para su reorganización, reanudarían su ataque el dia 22 en la zona norte del frente, recuperando en unos pocos días todas las plazas ocupadas por los republicanos desde 1936: Los generales Solchaga y Moscardo levantaron el sitio de Huesca para conquistar después las poblaciones de Tardienta y Alcubierre, mientras Yagüe cruzaba el Ebro y tomaba Pina de Ebro, sucumbiendo a las pocas horas los enclaves tanto de Barbastro (Bolsa de Bielsa), como de Bujaraloz y Sariñena, para posteriormente apoderarse el dia 25 de la población de Fraga, desde donde penetrarían en Cataluña.

El dia 3 de abril de 1938, las tropas de Yague, tras asegurar el control sobre Lérida, donde la extraordinaria resistencia de El Campesino y su 46 División fue fundamental para la evacuación de hombres y material a la orilla opuesta del Segre, las tropas franquistas, ante las reiteradas derrotas del Ejercito Popular Republicano, habrían podido conquistar fácilmente Barcelona y toda Cataluña, pero Franco ordeno avanzar hacia la costa y atacar Valencia, decisión que fue considerada un error estratégico, siendo censurada en privado por el general Yague, que fue relevado temporalmente del mando de sus tropas.

Como consecuencia de esta amplia campaña, todas las defensas republicanas en el Frente de Aragón, que se había mantenido estable desde el verano de 1936 se habían derrumbado en unas pocas semanas, causarían una grave crisis en el gobierno republicano presidido por Juan Negrín que provoco la salida de Indalecio Prieto como ministro de Defensa Nacional obligando al presidente a formar un nuevo gabinete de concentración, teniendo que recurrir incluso a los anarquistas de la C.N.T.

Englobados bajo esta denominación, pretendemos pasar revista a los acontecimientos ocurridos en las poblaciones de Teruel, Alcañiz, Belchite, Bielsa, Huesca y Zaragoza, en el transcurso de 1937-1938.