Es como se conoce al conjunto de operaciones bélicas que tuvieron lugar en los territorios situados entre las provincias de Córdoba y Jaén llevadas a cabo por el general Queipo de Llano en diciembre de 1936.
Las fuerzas franquistas comenzaron con los preparativos de la ofensiva el 13 de diciembre de 1936, y ya el dia 15 las tropas de Queipo, compuestas por 2000 regulares marroquíes del Ejercito de África, iniciaban los primeros combates en Albendin, para continuar con las tomas de Cañete de las Torres y Valenzuela el dia 19, culminando la marcha al dia siguiente con la caída de Bujalance, precipitando la retirada de las fuerzas republicanas, mientras tras la caída de esta última localidad, una nueva columna partía desde Córdoba ocupando en días sucesivos las localidades de Pedro Abad, El Carpio, Villafranca, Ademuz y Morente, al tiempo que la aviación de los sublevados se adueñaba completamente el espacio aéreo.
Mientras Queipo de Llano sigue presionando sobre las tropas gubernamentales, La Republica decidió lanzar una contraofensiva a lo que consideraba una agresión de poca importancia, enviando al frente a la 9ª Compañía de la XIV Brigada Internacional al mando del coronel Martínez Monje, que llegaba a su destino el 22 de diciembre para caer en una emboscada dos días después, perdiendo en el encuentro a una gran parte de sus efectivos que murieron en medio de la confusión, o se ahogaban en su intento por cruzar el Guadalquivir, mientras el coronel republicano Segismundo Casado volvía del frente convencido de que la situación no era tan grave, salvo por las desbandadas y la baja calidad de las milicias republicanas, al tiempo que Queipo tomaba la localidad de Montoro, donde se hallaba el mando republicano de todo el sector militar del Guadalquivir en la provincia.
Finalmente, el 2 de diciembre llegaba el grueso de la XIV Brigada Internacional al mando del general Walter, mientras dos días después, se incorporaba la 3ª Brigada Mixta mandada por Jose María Galán, iniciándose un masivo contraataque en todo el sector, y si bien la unidad volvería a sufrir numerosas bajas, estas no serían menos entre las tropas sublevadas, por lo que Queipo de Llano decidió detener la ofensiva el 1 de enero de 1937.