Después de la desastrosa Convención de Sintra, en la cual se permitió la repatriación de las tropas francesas derrotadas en la batalla de Vimeiro, los comandantes del ejército británico, incluido Arthur Wellesley, fueron llamados a su patria para enfrentarse a una investigación quedando las tropas expedicionarias en España y Portugal al mando de John Moore.
Marcada la campaña subsiguiente por las privaciones y por las condiciones invernales que costaron la vida de 6000 soldados británicos, la retirada posterior se convirtió en un completo desastre donde las marchas agotadoras, el tiempo gélido y las frecuentes escaramuzas con la vanguardia de las fuerzas francesas, provocaron la caída en el alcoholismo de una buena parte de los efectivos y la consiguiente dejación ante el avance francés del general Soult, situación agravada por la sorpresiva llegada de Napoleón, aconsejaron el repliegue de Moore hacia el puerto de La Coruña, produciéndose el encuentro entre los dos bandos en el llano de Elviña, en las inmediaciones de La Coruña, donde se hallaban fondeados los barcos de la Real Armada Britanica dispuestos para la evacuación.
Al frente de lo mejor que quedaba de sus efectivos, Moore se dispuso a enfrentarse a los franceses consiguiendo evitar la destrucción total de las tropas bajo su mando, dando a sus exhaustos hombres el tiempo necesario para embarcar en los transportes anclados en el puerto, con un coste durante la campaña de unas 900 bajas. El propio Moore, herido en el pecho durante la batalla, falleció poco después en La Coruña, y tras la toma de la ciudad, enterrado por el mariscal Soult con los honores que merecía, pese a que el tributo pagado por las tropas francesas durante el enfrentamiento se cifro en unas 2000 bajas.
La campaña y la batalla de Elviña, presagiaron muchos de los problemas que encontraría el ejército británico en la guerra peninsular, que sin poner en duda el terrible sufrimiento de sus tropas durante la retirada, lo cierto es que el saqueo y la rapiña de la campiña española, no contribuyeron para nada en mejorar las relaciones de los británicos con sus aliados españoles.
Finalmente, los ingleses regresaron a la Península por Portugal en abril de ese mismo año con tropas de refuerzo, abundantes aprovisionamientos y un nuevo comandante en la persona de Arthur Wellesley, futuro Duque de Wellington, que años después derrotaría a Napoleón en la batalla de Waterloo.
Aunque el campo de batalla ha sido parcialmente borrado por la avenida de Alfonso Medina que constituye la principal entrada a la capital, en lo que se refiere al pueblo de Elviña, situado a la salida de la ciudad, su mayor parte aparece hoy ocupado por la Universidad de La Coruña, donde se levanta un monumento conmemorativo de la efemérides.
San Vicente de Elviña, es una de las cinco parroquias que integran el municipio de La Coruña, donde el viajero, debe visitar inexcusablemente los yacimientos arqueológicos del Castro de Elviña, a fin de conocer el primer ciclo histórico del poblado, habitado entre los siglos III a.deC C. y IV d. de C., y que consta de tres espacios amurallados que nos muestran la evolución de la unidad familiar ofreciéndonos una muestra del sistema defensivo, El Templo Fálico, El Aljibe, La Acrópolis, La Casa de la Exedra y la del Tesoro, asi como La Fuente Cubierta o las dos Terrazas, todo ello convenientemente explicado en visita guiada, asi como un recorrido por toda la capital, para desplazarnos después hasta Santiago de Compostela situada a 76 Km. de distancia.