La última tentativa de concordia entre las dos confesiones (católicos y protestantes) tuvo lugar en Ratisbona en el año 1541, cuyo fracaso convence al Emperador de la inevitable ruptura no solo religiosa de la unidad del imperio, decidiendo emprender acciones militares contra los príncipes alemanes y sus aliados unidos en la liga Esmalcalda, a los que derrota en la batalla de Mülberg, donde la victoria se vio bastante condicionada por la valiente acción de once españoles, que al constatar que el fuego enemigo menguaba de intensidad, se desnudaron, y con la espada entre los dientes cruzaron a nado el rio aprovechándose de los pontones enemigos que remolcaron a la otra orilla volviéndolos a montar un trecho más abajo, lo que posibilitó el cruce masivo del resto de la tropa. Un retrato del emperador a caballo pintado por Tiziano, conmemora el triunfo de las tropas imperiales.

Finalmente, en 1555 la Paz de Augsburgo proclama la libertad religiosa de los estados componentes del imperio.

Pero ya, el hombre todopoderoso que había visto la luz en una letrina del palacio de Gante, el vitalista borgoñón de exagerado prognatismo, gran aficionado a las justas caballerescas, bebedor insaciable y devorador compulsivo de cuanto reposaba sobre una bandeja, desgastado por más de treinta años de continuas y estériles luchas, sin aposentar jamás sus huesos de forma estable, después de haber realizado 9 viajes a Alemania, 7 a Italia, 6 a España, 10 a Flandes, 4 a Francia, 2 a Inglaterra y 2 a África y de navegar con su escuadra 8 veces por el Mediterráneo y 4 por el Atlántico, enfermo crónico de paludismo y gota y tremendamente amargado por el fracaso de la unidad religiosa de sus reinos, cedió la corona imperial a su hermano Fernando, y descargó en su hijo Felipe la del imperio español, para retirarse al Monasterio de Yuste (Cáceres), no sin antes hacerse acercar al próximo pueblo de Cuacos al vástago habido con Bárbara de Blomberg, que vivió bajo el nombre de Jeromín hasta el reconocimiento por su hermanastro Felipe II como Don Juan de Austria, siendo igualmente reconocida por el emperador Margarita de Austria, hija de Juana Van Gest, que años después desempeñaría un importante papel en la política exterior de su hermanastro.

Finalmente en 1558 moría el Emperador en su tranquilo rincón extremeño.

En la pequeña población enclavada en Brandeburgo a orillas del Elba, pueden visitarse el Castillo y La Iglesia del antiguo monasterio de Marienstern, la Iglesia de Nuestra Señora, además del Museo de la ciudad.