Tras un periplo de seis años por las tierras americanas, Cortés, nacido en Medellín (Cáceres) hacia 1482 y ya firmemente asentado en el territorio, donde había fundado la ciudad de Vera Cruz (Villa Rica de la Vera Cruz) puso sus ojos en la figura del Inca Moctezuma y en la capital de su imperio, situada en la ciudad lacustre de Tenochtitlan.

Moctezuma, que a la sazón contaba unos cincuenta años, recibió el informe de sus emisarios, espantándose al oír el relato de cómo estallaban aquellos tubos y también de los grandes venados que soportaban en sus lomos a los extranjeros de largas barbas forrados de hierro así como los feroces perros de ojos de fuego cuyos ladridos pasmaron a los mejicanos, y tras pensar en huir, decidió recibir al conquistador que ya se había puesto en camino, ordenando a su paso una durísima matanza de escarmiento en la ciudad santa de Cholula, para ser recibido y agasajado por el Inca el 8 de noviembre en la capital.

Pero en estas favorables circunstancias, Cortés tuvo que regresar urgentemente a Veracruz para sofocar una rebelión encabezada por Pánfilo de Narváez, que había llegado al campamento para prenderle.

A la vuelta de Cortés, el 24 de junio de 1520, reforzada su tropa con los llegados para detenerle, la situación en la ciudad es prácticamente insostenible. En un intento de calmar a la muchedumbre, el extremeño conminó a Moctezuma a que hablara a su pueblo para convencerle de que depusiera su actitud, pero la réplica no pudo ser más contundente para los españoles: la muchedumbre apedreó a Moctezuma que murió como consecuencia de las heridas, llegando un momento en que la única solución estaba en la huida.

Fue aquella “La Noche Triste de Cortés”, ya que el 30 de junio de 1520, sorprendidos en su salida, perdieron en las aguas de la laguna a la mitad de los españoles así como a unos cuantos millares de sus aliados tlaxaltecas, además de ingentes cantidades de oro y joyas que los fugitivos llevaban consigo.

Cortés consiguió llegar a Tlaxcala el 9 de julio donde pudo preparar durante un año el asalto definitivo, organizando a sus hombres, y reagrupando en torno a si a todos los enemigos de la Confederación hasta conseguir formar un ejército de unos cien mil hombres y trece bergantines con los que se dispuso a atacar por agua la capital.

Hacia finales de mayo de 1521 comenzó el asalto final a la ciudad que los aztecas defendían encarnizadamente, replegándose hacia el norte, a la isla de Thatelolco, pero finalmente la capital caía el 13 de septiembre y Cortés ordenaba destruir Tenochtitlan hasta sus cimientos, mandando edificar sobre su solar una nueva urbe.

Tras viajar a España en 1528, donde fue recibido por un impresionado monarca que le otorgó riquezas, le confirmo en su cargo de Capitán General de México y aprobó su boda con Juana de Zúñiga, para regresar después a sus posesiones en 1530 con su esposa, su madre y su familia estableciéndose en Cuernavacas donde se hizo construir un palacio dedicándose a diversos negocios.

Dándose cuenta de que ya no era joven, Cortes, a mediados de los años 1540 decidió sensatamente pasar el resto de sus días en Sevilla o cerca de ella, dejando los asuntos americanos en manos de sus dos hijos, uno de Malinche, india mexicana que primero como interprete y después como amante, compartió con el los hechos de la conquista, y otro de su esposa Juana, curiosamente ambos llamados Martín en recuerdo de su abuelo.
Cortés murió en las afueras de Sevilla, en Castillejo de la Cuesta el dos de diciembre de 1547 a la edad de sesenta y dos años y su cuerpo descansa después de varios traslados en la iglesia de Jesús Nazareno en la capital Mexicana.

La ciudad de Tenochtitlan, construida en 1325 en honor a su dios Huitzilopochtli en el centro del lago de Texcoco, tuvo en su Templo Mayor el corazón espiritual de la civilización azteca hasta la destrucción de la ciudad por Cortes en 1525, cuyos vestigios descansan desperdigados por el subsuelo de la nueva ciudad de México, y que además de los restos de otros mil lugares como el templo de Tlatelolco, o los conjuntos palaciegos de los guerreros Águila y Jaguar serán puestos en nuestro conocimiento con la ayuda de una guía turística.

En los últimos 50 años, la que fue ciudad de los palacios se ha convertido en un abigarrado conjunto de múltiples rascacielos que proliferan por doquier a lo largo y ancho de toda la urbe y sus alrededores.