Ocurrida en el reinado de Pedro III “El Grande” de Aragón, sucede cuando los sicilianos, que se oponen a la entronización por parte del Papa de Carlos de Anjou, hermano de San Luis de Francia, solicitan la ayuda del aragonés recordándole su matrimonio con la infanta Constanza descendiente directa de la dinastía destronada.

El rey, que parecía esperar lo sucedido, zarpa con una flota de unos 150 barcos y aproximadamente 15000 hombres, derrotando a la escuadra del de Anjou ante el verdadero entusiasmo de la población.

Forzado por la reacción del Papa, que excomulga al aragonés y convoca una cruzada contra él, regresa a sus dominios peninsulares dejando en el gobierno de la isla a su mujer y a su hijo, bajo la protección del almirante Roger de Lauria y sus almogávares, frente a los que se estrellaría cualquier intento del francés por reconquistar Sicilia.

Posteriormente (1285) el rey de Aragón destruiría la mayor parte de la escuadra francesa anclada en el puerto de Rosas, mientras sus tropas se precipitaban sobre la retaguardia del ejercito cruzado, que privado de suministros por vía naval, hubo de batirse en retirada.

Una vez en Trapani, población situada en el oeste de Sicilia, procede visitar el Casco Antiguo, que se puede recorrer tranquilamente a pie, asi como sus excelentes playas, y dependiendo del tiempo de que se disponga, desplazarse hasta Erice (teleférico), la isla de Favignana, la mayor de las Egades, Las Salinas de Marsala o el Templo de Segesta.