Como respuesta a una inexplicable provocación del castellano Alfonso VIII (1158-1214) que retaba al califa a que le enviara barcos para cruzar el mar con su ejército o bien se presentara en la Península para medir sus fuerzas, este envió como respuesta un gran ejército con la consigna de arrasar todo lo que encontrara a su paso.

A pesar de contar con la ayuda de los reyes de León, Navarra y Aragón que estaban ya en camino, Alfonso VIII, en la plenitud de sus cuarenta años, decidió presentar batalla en solitario al día siguiente de su llegada, que se saldó con una absoluta y sangrienta derrota, y solo la intervención de algunos nobles, que en contra de la voluntad del rey castellano, le sacaron del campo de batalla, consiguió salvar su vida.

Como consecuencia del resultado del fallido enfrentamiento, los almohades se apoderaron de las poblaciones de Malagón, Benavente, Calatrava, Caracuel, despejando totalmente el camino hacia Toledo. Afortunadamente para Castilla Abu Yusuf, después de la exitosa campaña, decidió regresar con sus tropas camino de Sevilla.

El Cerro de Alarcos, a orillas del rio Guadiana, en el centro del camino entre Toledo y Cordova, a 8 Km. de Ciudad Real y siempre vigilado por su importante castillo, es hoy un Parque Arqueológico donde la hueste de Alfonso VIII sufrió una sangrienta derrota a manos de las tropas almohades.

Ciudad Real es una ciudad capital de la provincia homónima perteneciente a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, que podemos visitar empezando por La Puerta de Toledo, un magnífico ejemplo de Arquitectura Militar mandado construir en 1225 y terminado en 1328 por Alfonso XI de Castilla rodeado por un bonito parque y en la proximidad del Cementerio Municipal, siguiendo por la Casa del Arco, edificio del siglo XV y primer Ayuntamiento de la ciudad, y La Plaza Mayor, emplazamiento de la nueva Casa Consistorial de 1976, para seguir por El Casino, el Hospital de la Misericordia y los Palacios de Medrano y de La Diputación Provincial, para continuar por la importante muestra de arquitectura religiosa como La Catedral de Nuestra Señora del Prado, en origen una ermita románica sobre la que se levantó el edificio en el siglo XVI, dejando solo la Puerta Sur o Del Perdón, rodeada por los Jardines del Prado, las iglesias de San Pedro, situada enfrente de la Cárcel de la Santa Hermandad, y la de Santiago, de finales del siglo XIII y la más antigua que se conserva en la ciudad, asi como el convento de Las Carmelitas Descalzas del siglo XVI y la muralla medieval, el de Los Mercedarios, donde se sitúa el célebre Pasaje de la Merced, terminando por La Puerta del Convento de Nuestra Señora de Altagracia de los Dominicos, único vestigio de un antiguo convento, situada actualmente en la Ronda de Santa María, lugar donde estuvo La Puerta de Santa María, para después de tanto ajetreo, relajarte por cualquiera de los parques de la ciudad como el de Gasset, con sus amplios paseos escuchando el sonido de las fuentes repartidas por todo el recinto, el de El Pilar, el de Atocha, de Juan Pablo II, de La Reina Sofía, el de Los Poetas o el de Obispo Echevarría en el oeste de la ciudad.

Terminando el recorrido urbano y la imprescindible visita al Parque Arqueológico, podemos seguir, si procede, con una ruta por las poblaciones de Simancas, a 14 Km, Trigueros del Valle (25), Tordesillas (31), Urueña (52), y Medina del Campo a 59 Km del punto de partida.