Tras la conquista de Valencia por el Cid el 17 de junio, el imperio almorávide reunió a mediados de agosto un gran ejército al mando de Muhammad Ibn Tasufin, sobrino del emir, con objeto de recuperar la plaza. Finalizado el ramadán los musulmanes iniciaron las hostilidades el 14 de octubre con un gran estruendo de tambores y alaridos, saqueando las huertas y destruyendo, en lo posible, los barrios extramuros de la ciudad, acompañando sus ataques con lanzamientos continuos de flechas por parte de sus arqueros.
Sin embargo, los efectos de la guerra psicológica y la propaganda esparcida por el Cid de que era inminente la llegada de Alfonso VI ya habían causado la defección de varios cuerpos almorávides con lo que dieron a Rodrigo la oportunidad de preparar una salida para vencer en batalla campal a los sitiadores y romper el cerco.
El 21 de octubre de 1094, el Cid salió de noche por las puertas del sur de la ciudad y dando un rodeo con sus tropas se situó tras la retaguardia y el real del enemigo, de modo que cuando lanzaran el ataque desde aquel punto, los almorávides pensaran que efectivamente llegaban los refuerzos del rey Alfonso desde Castilla. Convencidos de que así estaba ocurriendo, las tropas musulmanas vacilaron, se dividieron y se desorganizaron totalmente, propiciando una rápida victoria de Rodrigo y aunque no hubo alcance, los cristianos consiguieron un importante botín, que permitiría a Rodrigo reforzar la defensa de Valencia. A la muerte del Campeador en 1099 su esposa Jimena consiguió defender la localidad con su yerno Ramón Berenguer II de Barcelona hasta mayo de 1102, fecha en que el rey Alfonso VI ordenó su evacuación y Valencia volvió a caer en manos de los almorávides.
Después de recorrer Cuart de Poblet y Mislata distanciadas 3Km. entre sí, Valencia se encuentra a menos de 10 minutos de estas poblaciones, situándose en las cercanías las poblaciones de Manises, Paterna, Chirivella y Aldaya.